miércoles, 21 de mayo de 2014

SORPRESA EN EL SEX SHOP







Nunca me lo hubiera imaginado. A veces los tipos mas insulsos son los mas perversos e imaginativos sexualmente.

Ocurrio hace unos 6 años aproximadamente. Debido a cuestiones laborales acabe en una pequeña ciudad de provincias trabajando. Durante aquel año me aburri bastante pero siempre encontraba algun sitio donde vaciar los huevos y vivir aventuras.

En aquella ciudad solo habia un sex shop, eso si, muy bien montado con cabinas de video ademas de tienda y demas. Y como pude informarme a traves de un chat gay alli a veces habia encuentros sexuales entre tios.
Yo me dejaba caer un par de veces a la semana a ver si habia suerte y muchas veces pude cobrarme sabrosas piezas.

Pero quizas una de las experiencias mas morbosas se produjo de un modo muy curioso.
En todas mis visitas veia a un tipo de unos 45 moreno, delgado y con pinta de oficinista que a pesar de echar unas miradas llenas de deseo nunca dejaba la puerta de su cabina abierta, si no que se metia, echaba monedas y cerraba la puerta.

Dejad que os comente que en este sitio los tios que querian tema dejaban la puerta de la cabina entreabierta mientras se pajeaban o se exhibian. Al dueño del negocio le venia bien por que mientras habia tema habia gente echando pasta a las cabinas que funcionan con monedas asi que el negocio era redondo. 

Aquella tarde llegue antes de lo acostumbrado y el oficinista parecia no estar, al menos no me lo cruce y me dirigi al alrgo y oscuro pasillo de cabinas. Pero alla al fondo se veia una puerta entreabierta. Me acerque y espie por la rendija.

Me lleve una grata sorpresa, alli estaba el oficinista, completamente desnudo, a excepcion de unos calcetines de ejecutivo y unos zapatos de vestir negros.
Tenia bastante vello y unos pezones bastante jugosos puntiagudos y pequeñitos. Estaba con las piernas abiertas apoyadas a ambos lados de la pantalla de video y aunque tenia la polla morcillona y no del todo erecta daban ganas de metertela en la boca.

Entreabri un poco mas la puerta de la cabina para que viera como me habia puesto con su exhibicion. Me saque la polla y empece a darme caña.
Alli estaba el, con las piernas abiertas y trajinandose el culo, pero con la polla morcillona. Me fije en ese momento que tenia un anillo de casado, habitualmente los casados son loos mas perversos y en esta ocasion no me equivoque.

Hice por acercarme a el pero me dijo "No, solo me gusta que me miren"
Asi que alli me quede, viendo como se trabajaba el culo con algo.....
Pero no sabia lo que era.
El tipo parecia disfrutar a tope sin tocarse la polla, tenia cara de estar disfrutando muchisimo y no hacia mas que jadear. Bajo las pieras y se dio la vuelta para mostrarme el culo.
Inclinado hacia adelante me daba el culo.... Y me quede sina aliento, en su culo tenia metida una lata de refresco con la que se estaba follando a si mismo.
Me quede imprsionado, por que aunque sabia lo que era el fist fucking nunca habia visto a nadie con esa elasticidad anal.
"Mirame, mira como me follo" me decia mientras la lata desaparecia en su culo tragon.
Yo ya tenia los pantalones en los tobillos y me la meneaba desesperadamente....Le hubiera sacado la lata y le hubiera metido la polla en ese mismo momento. Pero me tenia tan fascinado el espectaculo que solo podia menearmela como un mono mientras intentaba no correrme demasido pronto.
Se volvio a sentar y a poner las piernas en alto pero las abrio aun mas para enseñrame como se metia la lata con un mano mientras se tocaba esa polla gorda y oscura que sobresalia de una mata de pelos negros y rizados.

En ese momento se abrio una cabina y salio un tio, de unos 35 y bastante alto que vestia una camisa de cuadros y unos pantalones de vestir,con toda la pinta de ser otro tio casado. 
Me vio en plena accion y sin mediar palabra se coloco detras de mi viendo el espectaculo. Se arrimo a mi espalda y se puso a frotar su paquete aun cubierto con el pantalon contra mi culo desnudo.
Notaba el calor de su polla contra mi culo y con una de su manos me masturbaba mientras con la otra me buscaba los pezones para trabajarmelos. Intente buscarle la polla con mi mano y empece a sobarsela mientras me daba caña.
Tenia un buen rabo, quise sacarselo pero el me dijo "Dejalo, me acabo de correr dos veces"

Yo me me acercaba al orgasmo y me abandone a las fuertes y grandes manos del otro miron. 
Su mano subia y bajaba rapidamente por mi polla mientras con la otra mano me cubria los huevos. Me incline hacia adelante y tenia medio cuerpo metido en la cabina, con los brazos apoyados a ambos lados de puerta para tener una mejor vision de aquella lata maldita que, brillante de lubricante, desaparecia y aparecia ne ese recto hiperdilatado. El oficinista se daba caña a lo bestia y yo tras un temblor me corri echandole mi lefa espesa en uno de sus muslos.
Mi polla no habia acabado de escupir leche cuando, el tipo dejo caer la lata al suelo y orgasmo cubriendose el vello pubico de leche pegajosa.
Me incorpore y el oficinista cerro letamente la puerta. 
Mi mamporrero se alejo limpiandose la mano y yo me subi los pantalones para salir de alli.

domingo, 18 de mayo de 2014

PRACTICAR CROSSDRESSING, SER CROSSDRESSER


Imagen cortesía de sattva / FreeDigitalPhotos.net
Por: Ester Álvarez Guillén

Cuanto más investigas en temas de sexo y género más dudas te planteas, y te das cuenta de lo complicado que es encasillar a las personas en ciertos términos que difícilmente pueden representar la infinita diversidad humana. Pero estos términos existen y a veces son necesarios para visibilizar otros mundos posibles de vivir nuestra sexualidad, nuestros cuerpos, nuestra identidad.

Uno de estos conceptos, bastante desconocido, es el de una práctica llamada cross-dressing (que a menudo se abrevia como CD), fruto de la unión de “cross” (cruzar, pasar, atravesar) con “dress” (vestido, ropa). Consiste en el hecho de travestirse o adoptar la indumentaria propia del otro género en determinados momentos, generalmente de intimidad, y por diversión o disfrute sexual. De manera que la persona que lleva a cabo esta práctica se denomina como crossdresser. Sin embargo, esta definición puede tener muchas variantes ya que se trata de una experiencia personal, no todos lo hacen por el mismo motivo ni lo viven igual. A menudo en el mundo del crossdressing se suele hablar de hombres heterosexuales, pero no es una práctica exclusiva de hombres y no tiene nada que ver con la orientación sexual de la persona.


El objeto del CD también parece diferir de unas personas a otras, mientras algunos hombres hablan de diversión o disfrute de su parte femenina, otras personas hablan de fantasía o excitación sexual (fetichismo travestista). Otros parecen querer explorar su feminidad a través de esta práctica, liberar su lado femenino, o sirve como válvula de escape a la actitud de macho.

Aunque el CD implica travestirse, es decir, adoptar vestimentas del otro género, no significa que sean travestis. A estos hombres no les gustaría estar 24 horas vestidos de mujer, ni adoptan el rol social de mujer en su día a día (la identificación con el otro género es sólo mientras dura la experiencia de travestismo). Tampoco se sienten en un cuerpo equivocado como en el caso de la transexualidad, no quieren cambiar de sexo ni se hacen cirugías. Para entenderlo mejor quizá podríamos compararlo con una escala de grado de identificación con el género contrario, donde el CD sería algo únicamente puntual, el travestismo más permanente, y la transexualidad implicaría también la necesidad de cambiar de sexo.

Como una variante del CD se encuentran los transformistas que serían aquellas personas que realizan representaciones artísticas de transformismo, como las dragqueens o los dragkings. 

Actualmente existen numerosas páginas web y blogs sobre este tema, además hay empresas que ofrecen servicio de crossdressing por unas horas, poniendo a disposición vestuario, maquillaje, etc. y hasta se llevan a cabo reuniones de este tipo.

Es importante, destacar que debido al enorme desconocimiento y la cantidad de prejuicios sociales que engloban estas prácticas (derivados de una cultura restrictiva en cuanto a las normas de género) muchas personas pueden vivir con sentimientos de culpabilidad y vergüenza, incapaces de dar rienda suelta a su curiosidad por lo femenino o masculino (una curiosidad natural que a menudo surge en la infancia pero es castigada socialmente) o si se permiten explorar ese aspecto, lo llevan a cabo en la más absoluta soledad y anonimato. Algunos hombres parece que como mucho se animan a compartirlo con sus esposas u otros crossdressers.

Debemos aceptar que como parte de la diversidad sexual existen una gran variedad de conductas y experiencias singulares de vivir el género, y que todas son igual de respetables. Resulta curioso pensar que vestirse de mujer para salir al carnaval no está mal visto, muchos hombres recurren a ese disfraz, sin embargo ¿por qué no es igualmente aceptable hacerlo en la intimidad?, ¿por qué los tacones y el pintarse las uñas y los labios es sólo para mujeres? la respuesta es clara: vivimos en una sociedad que se empeña en imponernos sus normas de género y quien se sale de eso es catalogado de enfermo, marica, raro... Sin embargo, ¡que interesante sería que todas las personas experimentaran al menos por una vez el ponerse en el otro lado!, mirarse al espejo y poder ver la parte masculina o femenina (oculta y reprimida) que todo el mundo tiene y que no convierte en menos hombre o mujer.

viernes, 16 de mayo de 2014

GLORY HOLES EN MADRID



En mi busqueda del Morbo en Madrid acabe en la plaza de los cubos, en un sex shop de una cadena que ya conocia de un viaje que hice al norte de España.
Eran las 12 del mediodia de un torrido Agosto asi que llevaba unos pantalones pirata y una camiseta de tirantes negras y unas sandalias.
Agradeci el aire acondicionado al entrar. Y tras cambiar algun dinero me meti en las cabinas de video. 
En este sex shop hay dos tipos de cabinas, unas normales como las de cualquier otro sex shop y unas que tienen unos aujeros en las paredes con unas pequeñas puertas que se pueden cerrar desde cada lado de la pared. Son los famosos Glory holes y yo me meti en una de las cabinas centrales para tener dos aberturas para procurarme placer.

Tras entrar en la cabina y echar algunas monedas cerre la puerta (Sin echar el cerrojo por si me apetecia exhibirme) y me desnude totalmente.
Me sente en el sillon y eche un vistazo a las peliculas mientras esperaba una polla.
Me acaricie y ya con la polla dura levante las piernas apoyando las covas en los brazos del sillon y dejando mi ojete bierto. Me chupe un dedo y empece a metermelo mientras aumentaba mi calentura.
Mientras estaba hurgandome el culo un ojo aparecio por uno de los aujeros y al poco una polla de color oscuro y con vello pubico negro aparecio. 
Con las rodillas en el frio suelo empece a mamarla mientras me pajeaba y a la vez me seguia follando el culo.
Aquella polla morena se ponia cada vez mas dura y me la saque de la boca para exprimirla y que toda la lefa me cayera en el pecho. 
Estaba dando caña a esa polla cuando escuche un crujido y la puerta de la cabina se abrio. Aparecio la cabeza de un tio de unos 30 alto, moreno, y bastante robusto. Echo un vistazo y viendo el show entro en la cabina cerrando la puerta.

Yo seguia masturbando a mi vecino de cabina mientras el tio que habia entrado se sacaba la polla y se daba caña. La polla que estaba entre mis manos empezo a escupir leche que cayo en mi cuerpo desnudo y con la que lubrique mi propia polla para darme placer.

Empece a comerle la polla al intruso mientras con el rabillo del ojo veia que por el aujero aparecia otra polla que el intruso masturbaba mientras yo le comia la polla.
Me saco su polla de la boca y se agacho a mi lado para que nos comieramos ese rabo a duo.
Se mezclaban fluidos, saliva y nuestras lenguas mientras el tio se desnudaba hasta quedarse en pelotas como yo.
Dejo la polla del de la cabina de al lado para sentarse en el sillon.
En ese momento pude ver que el tio tenia unos buenos muslos peludos y un pecho abultado rematado por unos buenos pezones grandes y oscuros que me estuve comiendo un rato mientras el seguia pajeando al de la cabina de al lado hasta que se corrio echandome parte de su leche en la espalda y el culo.
Yo estaba muy cachondo y el intruso tanbien, tanto que me dijo "Necesito correrme"

Yo me arrodille delante de el y me meti entre sus piernas para tragarme su polla mientras,a cuatro patas dejaba mi culo al aire, deseando que me follaran, cosa que no paso, pero a cambio el intruso se corrie echandome su lechada en la cara para despues pajearme hasta que decore sus pezones con un unos buenos chorretones blancos.

Me quede exhausto, cubierto por cuatro semenes distintos desnudo en el sillon mientras el intruso recogia su ropa y yo veia como otra polla aparecia en el aujero. Pero yo ya no podia mas y tras un rato de descanso y limpiarme la leche me fui de alli a buscar otras pollas.¿

¿Os gustan los Glory Holes? Cuentame tu opinion

miércoles, 7 de mayo de 2014

“Soy travesti porque así nací” por Diana Caballero

Diana Caballero es una persona travesti heterosexual de 65 años. Desde hace un tiempo decidió hacerse visible para intercambiar experiencias con personas que comparten su identidad.
 
Diana Caballero decidió hablar públicamente de su identidad travesti cuando se dio cuenta que no era una enfermedad ni un delito.
Diana Caballero es también Jorge Lalinde. Vive en Medellín. Tiene 65 años y 35 de ellos los ha vivido abiertamente como una persona travesti. Su forma de vivir y expresar sus géneros le ha permitido comprender otras dimensiones de la individualidad, el desarrollo de su personalidad y la complejidad de las relaciones familiares, sentimentales y de amistad.

¿Cuáles cree que son los aspectos fundamentales que definen a una persona travesti?

Travesti es la persona que utiliza la ropa del sexo opuesto. El travestismo es muy amplio y hay una parte donde se confunde con el transegenerismo. Los travestis heterosexuales, que es la fracción a la cual yo pertenezco, es totalmente invisible. Los psicólogos no los tienen en cuenta para nada. Cuando uno pide una asesoría, salen aventurando ideas pero no se acercan a la realidad de quienes somos.

En alguna parte de su página de Facebook habla de que es un travesti heterosexual, pero en otro lado dice que es lesbiana ¿cómo explica esto?

Cuando uno se hace la evaluación psicológica, lo primero que le dicen es que uno es más mujer que hombre. Por lo menos en el caso mío. Esta evaluación se dio después de cuatro o cinco citas y un par de tests. Y el resultado dijo también que, como yo era más mujer que hombre, y me gustaban las mujeres, entonces era lesbiana. Esa es la condición general. Como mujeres somos lesbianas, porque nos gustan las mujeres. Como hombres somos heterosexuales, porque igualmente nos gustan las mujeres.

¿En qué momento decidió asumir su identidad como travesti y por qué tomó estas evaluaciones psicológicas?

Desde que tengo memoria supe que era travesti y sentía que era malo. Desde pequeño uno oye comentarios que no son buenos y lo único que conoce es lo que se ve en la calle. Por otra parte, siendo niño, mi papá me descubrió usando un vestido de mi mamá. Eso fue terrible y me amenazó con echarme de la casa.
Uno crece lleno de confusiones. Y sólo hasta los 30 años vine a tener mi primera entrevista psicológica y para esa época no se sabía qué era lo que pasaba; simplemente que era una condición psicológica. Me decían: “Usted no es una persona normal y tiene dos opciones: o vive con eso o va donde los terapistas heterodoxos y allá ‘lo curan’”. Y, por supuesto, esto no tiene cura porque no es una enfermedad.
Yo decidí salir del clóset inmediatamente supe que esto no era una enfermedad mental, que era una persona normal, como si fuera zurdo, que no estaba haciendo ningún mal y que además estaba protegido por la Constitución, por medio del libre desarrollo de la personalidad. Me parecía incorrecto andar con ese secreto que toda la vida cargué y que tanto daño me hizo. Entonces tomé la decisión y pensé: “Sí: soy travesti. Los que me quieren como travesti, muy bien. Los que no, adiós”.
Además, sufrí tanto por mi condición, que haber salido del clóset me sirve ahora para la causa que estoy emprendiendo, que es retomar las banderas de Virginia Charles Prince, una de las travestis heterosexuales más famosas y quien más hizo por este sector. Parece increíble que para la psicología hispana no existimos y nos dicen que somos homosexuales secundarios, o fetichistas… y que los hay los hay, como hay policías mafiosos o curas pedófilos, pero están lejos de la verdad.

¿Cómo ha sido este proceso para enseñarles a las personas que ser travesti no necesariamente tiene que estar asociado con la prostitución?

Esa es una parte muy difícil. La parte de la educación. Generalmente lo que más se ve en el travestismo es la prostitución y especialmente en estratos bajos. Las personas de estratos altos no tienen problema en esconderlo. La cuestión ahí es la información. Poderle decir a la gente que existen diferentes orientaciones sexuales e identidades de género en el mundo.
Yo comencé el travestismo “socialmente” cuando vivía en Estados Unidos, donde tuve mi primera entrevista psicológica. Allá comencé a conectarme con personas y a tener un círculo de amistades. Nos travestíamos y nos reuníamos con fines sociales, a jugar cartas, a tomar el té. Los travestis heterosexuales como yo no nos travestimos con la intención de llamar la atención hacia el sexo opuesto o hacia nuestro propio sexo. Es un homenaje a la mujer. Admiramos mucho a la mujer y esto nos hace querer emularla en todos los aspectos. La parte más difícil y que ni siquiera intentamos imitar es la voz, porque nuestra garganta no está diseñada para eso.
Diana Caballero se reúne con amigas travestis para disfrutar de la expresión de su identidad de género.

Cuando una persona travesti vive su identidad como mujer travesti y como hombre, según su sexo biológico, ¿esto genera más rechazo entre las personas?

Todo lo diferente genera rechazo. Esa es la causa de la homofobia y de la endofobia, pues, aunque parezca increíble, dentro de los mismos travestis, aquellos que son homosexuales nos detestan a los heterosexuales. Incluso en algunas discotecas donde es permitida la entrada de travestis, a nosotras no nos dejan entrar.

¿Y por qué pasa eso?

No hay explicación lógica. Porque hay envidias. De hecho, yo hace un tiempo fui víctima de robo de una travesti muy famosa de Medellín. Ella fue reina travesti de Antioquia y con el novio montaron una casa de transformismo y yo fui su primera víctima. Les pagué la mensualidad y dejé con ellos mis cosas y al cabo de quince días las necesité y cuando fui por ellas estaba todo destrozado. No sé por qué pasó. Yo no les hice ningún daño. Creo que todo es cuestión de envidias.

Entre las personas que conoce, con quienes se encuentra, ¿qué tan avanzada está la aceptación por parte de sus parejas?

Es difícil. Diría que mitad y mitad. Las personas mayores, cercanas a mi edad, han logrado tener aceptación y complicidad por parte de su pareja. Pero tengo el caso de una amiga que tiene 50 años, la esposa 40 y están recién casados. Ambos vienen de matrimonios anteriores. Recientemente le contó a su esposa la situación. Ella en principio lo aceptó, aunque todavía no lo digiere.
Con otras amigas con quienes me escribo están en fases similares. Algunas esposas los aceptan de entrada, especialmente cuando han leído el libro de Virginia Charles Prince. Las esposas encuentran ahí testimonios de otras personas que han pasado por la misma situación y ahí es cuando entienden que esto no le hace daño a nadie, que no tienen que competir con sus parejas y por lo tanto encuentran una amiga y lo aceptan. Otras personas que tienen una educación más religiosa les cuesta mucho trabajo.

En su página de Facebook escribió que “el mayor logro del travesti heterosexual es lograr salir en público sin ser detectado, o por lo menos sin causar señalamiento”. ¿Las personas travestis asumen su identidad todo el día o lo hacen solo en algunos momentos?

Ese es otro punto de diferenciación. Nosotras travestis heterosexuales normalmente nos travestimos por un rato, y ese rato dura lo que demora en salir la barba por entre el maquillaje. Generalmente tarda entre 4 y 8 horas y después de este tiempo hay que repetir todo el proceso.
El travesti homosexual generalmente hace algunos procedimientos para quitarse el vello facial de manera definitiva. El heterosexual no tiene ningún interés en “modificar” su cuerpo. Nosotros estamos felices en nuestro cuerpo, no lo modificamos. Máximo llegamos a una depilación de brazos y piernas. Pero no de transformarlo. Nosotras entonces nos travestimos no como una segunda personalidad sino como la expresión de nuestra verdadera personalidad, que es más femenina que masculina.

Dentro de las personas que conoce, ¿hay alguien que haya pasado de ser travesti a querer hacer el tránsito definitivo hacia el otro género?

En algunas personas sí ha pasado eso. Muchas veces por falta de educación y por falta de formación se presenta una confusión muy grande entre todo lo que le está pasando a uno: yo, por ejemplo, me debatía, hasta casi los 30 años, entre la homosexualidad y la heterosexualidad.
Tengo una amiga que dice que quiere empezar a tomar hormonas para empezar un tránsito hacia el género femenino. Sin embargo, cuando hablamos con ella, vemos que ella se siente a gusto con su cuerpo de hombre y le gusta ser hombre. Este tipo de confusiones son muy comunes. Nosotras somos personas que estamos muy solas. Difícilmente tenemos el apoyo de nuestras parejas y familiares. Y cuando lo tenemos, no significa necesariamente que vamos a entender lo que nos pasa o a aceptarlo.

¿El travestismo heterosexual es más común de lo que se cree?

Sí, definitivamente. Los estudios que hay sobre esto se difunden poco, hasta desaparecen. El hombre heterosexual tiene miedo de decir que es travesti, porque siente que lo van a etiquetar como “marica” y esto dificulta mucho que una persona con una relación estable pueda ser honesto sobre querer expresar ese sentimiento.

¿El travestismo heterosexual cabría dentro de la definición de las identidadesqueer, que abogan más por una eliminación de las etiquetas, por un constante tránsito entre los géneros?

Desafortunadamente la teoría queer todavía es una teoría. Sí tiene adeptos -yo soy uno de ellos-. Sería muy bueno que no existieran las etiquetas. Simplemente somos seres humanos más allá de las etiquetas.

Entonces, si es una adepta de la teoría queer, ¿por qué insiste en definirse como travesti heterosexual?

En este momento lo que rige es la clasificación de las personas. Por eso creo que la teoría queer todavía está en el plano de la teoría. Los seres humanos siempre estamos etiquetando como si viviéramos dentro de frascos.
Diana considera que encontrar apoyo en la pareja y en la familia es importante, pues fortalece la sinceridad y la complicidad.

¿Actualmente cuenta con el apoyo de su familia y círculo de amigos?

Para mí fue un descanso haber podido decirle al mundo que yo lucho por esto y encontrar que, a pesar de las advertencias de que si lo aceptaba públicamente me iba a quedar solo, mi vida siguió. No me pasó nada malo. Algunas personas sí me miran de reojo, pero no he sentido tanta soledad. De hecho, algunas de las personas a mi alrededor tienen curiosidad de ver qué pasa “al otro lado” de su espejo.

¿Y su familia?

Mi familia es pequeña. Son mi hermano y mi hijo. Mi hermano lo sabe hace mucho tiempo. Para mi hijo sí fue una novedad reciente, pero lo tomó como: “bueno, el viejo es así, qué le vamos a hacer”. Los amigos siguen siendo amigos. No hubo muchos cambios con ellos. Sí me da algo de tristeza que no se atreven a tocar el tema. Les da miedo, como si se fueran a impregnar.

¿En este momento tiene una pareja?

No tengo pareja. Tuve tres matrimonios y otras tres relaciones duraderas a lo largo de mi vida. Y esto fue algo que me confundió también durante mucho tiempo. No fui capaz de contárselo a mi primera esposa, aunque esa no fue la causa del rompimiento, pero fue un infierno mantener el secreto, buscar la oportunidad de travestirme.
En las siguientes relaciones siempre lo dije oportunamente: “Mira ‘fulanita’, veo que nos gustamos y realmente siento que te quiero, y tengo que contarte algo para que decidas si seguimos adelante o es el momento de terminar sin hacernos daño”. Después de las explicaciones y aclarar repetidamente la pregunta incesante “¿seguro, seguro que no eres gay?” Siempre me dijeron: “pues no veo que me haga daño, podemos intentarlo”. Nuevamente los rompimientos fueron por causas distintas, pero era otra historia, incluso me aseguraban que era mejor hacer el amor con Diana que con Jorge.
Fotos: Cortesía Diana Caballero