Nací como hombre aunque me siento mujer. Intento vivir como mujer, aunque a veces tengo que vestir como hombre por convenciones sociales. Soy bisexual, aunque prefiero los hombres a las mujeres. En este blog os contaré diferentes anécdotas de mi vida. Espero que os guste. Es algo personal. Ser respetuosos, por favor.
sábado, 26 de abril de 2014
SUEÑOS DE SILICONA
Sobre los peligros de las prótesis de silicona alertaba un reportaje, realizado en Gran Bretaña, que emitió recientemente "Documentos TV". Bajo el amenazador título de "Pechos explosivos", ofrecía testimonios de numerosas mujeres que, a la búsqueda de un ideal estético, habían visto cómo su vida había cambiado para siempre. En Gran Bretaña, la mayoría de operaciones de cirugía estética son de aumento de mamas. En España también, al menos un tercio de todas las operaciones estéticas que se realizan consisten en aumentar la talla de pecho. Y, como en Estados Unidos, esta intervención empieza a ser un regalo de graduación para las jovencitas obsesionadas con parecerse a la muñeca Barbie.
La silicona, utilizada desde los años sesenta, ha estado en la picota numerosas veces. Prohibida en ocasiones, su uso es legal en España y en Europa. Sus defensores aseguran que los riesgos y posibles consecuencias para la salud no están probados científicamente. Esto quiere decir, no que sean seguras, sino que no se ha demostrado que sean peligrosas. Obviamente son dos cosas muy distintas. Que nadie se haya molestado en comprobar hasta que punto pueden tener consecuencias en la salud de sus usuarias no parece un argumento de peso para refutar las advertencias que otras personas esgrimen, muchas de ellas basadas en casos probados de toxicidad. El caso es que hay mujeres que se enfrentan a enfermedades degenerativas irreversibles por la absorción de la silicona en el riego sanguíneo; otras reconocen problemas de encapsulado de la silicona, aparición de tejido duro y doloroso alrededor de las prótesis, reacciones alérgicas graves, quistes y llagas de difícil cicatrización, etc. El mensaje de las y los cirujanos era que las pacientes carecían de información sobre los riesgos, asumiendo las operaciones como algo intrascendente que además se ofrece con apariencia de rigor científico. Por el contrario, pocos profesionales de la medicina se dedican a retirar las prótesis a quienes deciden eliminar esos elementos de su organismo. Además, el coste de estas operaciones es tres veces más elevado que el de implantarlas, el riesgo físico mucho mayor y el tiempo de intervención seis veces superior.
Frente a este discurso, que pone sobre la mesa la realidad de las intervenciones quirúrgicas, aunque sean estéticas (dolor, agujas, sangre, piel entumecida, vendajes) existe, sin embargo, un mensaje aparentemente inocuo, que las promociona como simples productos de belleza, sin informar de los riesgos y las servidumbres, la primera de ellas la caducidad de las prótesis. Según el reportaje emitido, a los diez o quince años de la primera intervención será necesario volver a operar porque las prótesis estarán en proceso de desintegración (y reabsorción de la silicona a través del organismo). Los problemas ya citados de quistes y heridas externas provocan que un 10 por ciento de las mujeres deban operarse a los tres años de la implantación. Teniendo en cuenta que las mujeres cada vez se las ponen más jóvenes, afrontarán una larga lista de operaciones a lo largo de su vida.
Todo por un sueño. La mayoría de estas mujeres asegura que, a pesar de los problemas, el dolor o la pérdida de sensibilidad, no se arrepienten porque "no son mujeres sin esos pechos". Por eso, algunos médicos reconocían que todo era inútil: "cuando una mujer va al cirujano ya ha tomado una decisión". Habría que ver hasta que punto es una decisión libre, claro, sometidas a un discurso de estética, apariencia y vanidad que, especialmente desde los medios de comunicación, dice a las mujeres que son unas fracasadas si no pueden portar un cuerpo determinado. De momento, en España somos el cuarto país en realizar intervenciones de este tipo y la principal compañía dedicada a este negocio acaba de experimentar una espectacular salida a bolsa que incluía una promoción vergonzosa y sexista con mujeres vestidas de enfermeras a "lo Benny Hill". Se supone que era la imagen del rigor científico y médico pero han dejado en evidencia la verdad: vanidad y simple apariencia por encima de la salud. ∆
viernes, 25 de abril de 2014
Pete y polvo en la estación San Martín (Argentina) por Karula CD
Me dieron ganas de contar lo que pasó hace unos días porque sale de lo común, no es un levante con pete, polvo y chau, esto tiene su buena ración de morbo y adrenalina que da para compartir con ustedes morbositos y morbositas de mi corazón.
Tuve que ir a San Martín por unas cuestiones comerciales, como saben, ando con la crossdressina alborotada y me super excita manejar con minifalda, y asi fui por la General Paz disfrutando mis piernitas al aire.
Les dejo unas fotitos que ilustran mejor lo que cuento.
No es algo tan peligroso ni es que esté tan expuesta, si se fijan en los autos que van a vuestro alrededor se darán cuenta que el conductor y los pasajeros podrían ir en bolas y no los vemos, más con los vidrios polarizados y la oscuridad de la noche.
Llegué y estacioné en una avenida que están arreglando y allí, con la gente alrededor me puse mi pantalón de jean sobre la mini como si fuera lo más natural.
Eso es otra cosa que me encanta hacer, vestirme en el auto, estacionado en cualquier parte, quedar en tanguita, ponerme la mini, el corpiñito, uhhh, es super excitante.
Mi reunión fue corta y fructífera, entonces decidí dar una vuelta por la estación de tren que está a dos cuadras de donde me encontraba. Dejé todo lo de valor en el auto, me saqué el jean, me puse una bermuda recómoda para sacar y poner y me fui caminando con mucha excitación y con una calentura que iba en aumento.
En la estación hay un baño donde suele haber acción, lo habían cerrado y lo volvieron a abrir. Cuando llegué fiché a un muchacho que estaba en la vereda al lado de la puerta, nuestras miradas se cruzaron un instante y mis ojos bajaron a su bulto y él bajó su mano y se la sobó sonriendo.
Entré al pequeño hall y vi con desagrado que la puerta del baño estaba cerrada con rejas.
Mis ojos volvieron inmediatamente al muchacho, él se la acomodó y me hizo una seña para que lo siguiera.
Me esperó un poco y lo alcancé enseguida, detrás de un puesto de diarios y revistas que está en la vereda. Al tiempo que nos saludábamos le manoteé el bulto.
-Vamos que tengo un lugar -me dijo y se dirigió al final de la estación.
Caminamos charlando, hablando de sexo, pijas y chupadas, y si venis siempre por acá y esas cosas mientras doblábamos por un pasillo largo y angosto al costado de las vías. Por el medio había una pareja conversando y luego salimos a un descampado delimitado a la izquierda por un paredón alto y a la derecha por las vías.
Si bien estaba tenuemente iluminado, había sectores de buena oscuridad.
-Allá al fondo hay unos micros abandonados -me dijo señalando unas sombras.
Ahí si que estaba oscuro y la verdad es que me entró un poco de miedito
-O podemos ir ahi -dijo señalando un arbolito contra el muro que estaba bastante oscuro, como si hubiera notado mi temor.
Me sorprendía este muchacho, no tendría más de veinticinco años, un poco más alto que yo, robusto sin ser gordo, no era una maravilla pero tenía algo que lo hacía atractivo, además se lo veía muy seguro de sí mismo.
Nos acomodamos y me puse en cuclillas, le desabroché el pantalón y saqué su pija que ya estaba dura y reluciente de precum. Hermosa, no muy larga y gordita, apenas curvada, se la besé con ternura y comencé a darle una mamada antológica. Sólo con la boca, era de esos que no quieren que se la toques con las manos.
-Hmmm, qué bién, tenía unas ganas de una buena chupada -decía entre gruñidos.
Yo seguía en la mía, metiéndomela hasta la garganta y sacándola despacito haciendo succión con los labios, luego abría bien la boca y acompañando con la lengua me la metía toda hasta la campanilla.
En eso, me aparta, se sienta contra el muro y me ordena que haga lo mismo. Me señala con la cabeza y me muestra que venía alguien. Era la pareja que conversaba en el pasillo, pasan sin mirarnos y se van hacia los colectivos.
-Esos van a coger -le digo.
-Puede ser -me contesta-, pero hay que estar alerta.
Lejos de darme miedo lo que dijo me tranquilizó y me calentó más. Volví a chuparla y al rato me ordenó que pare.
La pareja regresaba, pero ahora mirándonos. Me asusté y mi hombre se puso adelante de mi como protegiéndome.
-¿Pasa algo? -preguntó desafiante.
-No amigo, no pasa nada -contestó el tipo mostrando las manos vacías y serenando la situación.
-Queríamos preguntarles si nos dejan mirar -terció ella.
-¿Qué?
-Si, vimos lo que estaban haciendo y nos calentamos. ¿Podemos?
Mi macho me miró sorprendido preguntándome con los ojos.
-Yo no tengo problemas -dije ya con ganas de seguir chupando y fastidiado por la interrupción.
Volví a mi faena con más ganas, mi chico jadeaba de gusto y la pareja se acercó y comenzaron a meterse mano. Prácticamente se pegaron a nosotros buscando la oscuridad del arbolito y de repente ella se puso de rodillas y comenzó a mamársela a su macho.
Tremenda pija tenía el hijo de puta y ella luchaba por tragarla toda con los ojos lagrimeando.
Mirándonos fijamente chupábamos cada cual la pija de su macho, como si fuera una competencia, los tipos estaban en su propia competencia de gemidos, como para demostrar cuál de los dos era mejor chupado, pero yo tenía la ventaja de haber comenzado antes y mi macho anunció que acababa, empezó a cogerme la boca y yo aferrada a sus caderas acompañaba sus acometidas. Hasta que sentí hincharse sus venas y un chorro de leche caliente pasó directamente por mi garganta, y otro, y otro más mientras mi macho gruñia de placer y sus rodillas temblaban.
La mina paró viendo como me tragaba todo y se relamió mientra su macho se pajeaba violentamente como tratando de acabar y no ser menos.
-Uh qué flash -dijo mi chico apoyándose contra el muro.
Le limpié a lametones la pija degustando su leche que era sabrosa. Él se acomodó la ropa, nos despedimos y volvimos para la estación.
-Buenísimo me dijo, tenemos que repetirlo y la próxima vez la hacemos completa.
-Si bebé -le contesté, la próxima vez te busco directamente.
Nos despedimos con un besito en la mejilla y nos fuimos cada uno por su lado.
Todo bién, pero mientras me dirigía a buscar mi coche me di cuenta que seguía caliente, me había calentado mal la situación y ahora quería una pija en el culo.
No sé por qué, pero volví sobre mis pasos. Al ingresar al pasillo de frente venía la piba apurada y llorando.
Le pregunté si estaba bien pero no me contestó y salió corriendo.
Con un poco de miedo seguí caminando y al rato me lo encuentro al tipo fumando y mirando hacia las vías puteando entre dientes.
Lo saludé y me miró, me reconoció y se le iluminó la cara.
-¿Se armó kilombo? -le pregunté.
-Si, esa pelotuda no quiso coger y me quedé recaliente, ni siquiera me hizo acabar. Mirá cómo estoy.
Le miré el bulto y recordé lo buena que estaba esa pija y me relamí.
-A mi me pasó lo mismo. Pero entre los dos podemos solucionarlo.
-No gracias, no me gustan los hombres -respondió sonriente.
-¿Y cómo sabés? ¿Probaste alguno?
-¡No, jamás!
-¿Y un trava?
-Nunca, pero ahi ya cambiaría la cosa.
-Me corrí un poco hacia la oscuridad, me saqué las bermudas y la remera quedando en corpiño y minifalda.
-Si que cambia la cosa -dijo entre dientes y se abalanzó a abrazarme.
-Vamos allá -le pedí señalando un lugar más oscuro y manoteando ese bulto hermoso.
Le alcancé un forro y apoyando mis manos en el muro saqué culo ofreciéndoselo. Me levantó la faldita y acarició mis nalgas, corrió la tirita de la tanga y se agachó y comenzó a chuparme el ojete de una manera deliciosa, yo ya estaba en la gloria, tiré mi mano hacia atrás y le agarré la pija comprobando el buen tamaño, cuando tuve el culo bien lubricado me di vuelta y lo ayude a ponerse el forro con la boca, lo ensalivé bien y volvi a darme vuelta entregándole mi cola que estaba hambrienta y dilatada de calentura.
Apoyó la cabeza en mi raya, guié su pija con mi mano hacia el agujero palpitante y me la fui ensartando, mientra el repetia "qué lindo culo", aquello me calentaba más, se quedaba quieto y yo paraba más la cola y retrocedía hasta que la tuve toda adentro. Cuando sus huevos chocaron con mis nalgas estallaron luces de colores y comenzó un mete y saca deliciosamente violento. La sacaba casi toda y volvía a enterrarla mientra me besaba el cuello y las orejas y sus manos acariciaban mis tetitas.
Estaba en la gloria, las piernas me temblaban y arañaba el muro de ladrillos, cambiaba el ritmo, me la metia y sacaba despacio, haciéndome sentir cada centímetro de esa chota fabulosa y después volvía al frenesí, cómo me hizo gozar ese hijo de puta, lo que se perdió la pelotuda esa, la pelotuda esa que había vuelto y estaba mirándonos y se estaba colando los dedos en la concha y los ojos le brillaban de calentura y me di cuenta que se estaban mirando, que se estaban deseando mientras él taladraba mi culo de una manera magistral.
Y pummmm!
Chocaron los planetas, explotó el universo y de mi pijita brotó un chorro de lava blanca que tiñó los ladrillos y detrás de mi el macho gruñó y largó su cargamento que infló el forro hasta casi hacerlo estallar y ella gimió y se arqueó y pegó un gritito orgásmico, estábamos acabando los tres al unísono.
Un último jadeo y un silencio, recogí mi ropa, me vestí y me fui sin despedirme.
Me costó llegar al auto, las piernas temblequeaban, pero estaba satisfecha, había vivido una experiencia alucinante e inolvidable.
Espero les haya gustado, como siempre mis relatos son 100% reales.
Y lo que me pasa es porque ando siempre buscando, siempre al acecho, y con un poco de suerte que me hace estar en el lugar adecuado en el momento correcto.
Lo que más me gustó de esta gente que me encontré es que fueron derecho al grano, sin vueltas, como sabiendo que en el sexo ocasional no se pueden perder oportunidades.
Gracias por leerme y hasta la próxima.
Tuve que ir a San Martín por unas cuestiones comerciales, como saben, ando con la crossdressina alborotada y me super excita manejar con minifalda, y asi fui por la General Paz disfrutando mis piernitas al aire.
Les dejo unas fotitos que ilustran mejor lo que cuento.
No es algo tan peligroso ni es que esté tan expuesta, si se fijan en los autos que van a vuestro alrededor se darán cuenta que el conductor y los pasajeros podrían ir en bolas y no los vemos, más con los vidrios polarizados y la oscuridad de la noche.
Llegué y estacioné en una avenida que están arreglando y allí, con la gente alrededor me puse mi pantalón de jean sobre la mini como si fuera lo más natural.
Eso es otra cosa que me encanta hacer, vestirme en el auto, estacionado en cualquier parte, quedar en tanguita, ponerme la mini, el corpiñito, uhhh, es super excitante.
Mi reunión fue corta y fructífera, entonces decidí dar una vuelta por la estación de tren que está a dos cuadras de donde me encontraba. Dejé todo lo de valor en el auto, me saqué el jean, me puse una bermuda recómoda para sacar y poner y me fui caminando con mucha excitación y con una calentura que iba en aumento.
En la estación hay un baño donde suele haber acción, lo habían cerrado y lo volvieron a abrir. Cuando llegué fiché a un muchacho que estaba en la vereda al lado de la puerta, nuestras miradas se cruzaron un instante y mis ojos bajaron a su bulto y él bajó su mano y se la sobó sonriendo.
Entré al pequeño hall y vi con desagrado que la puerta del baño estaba cerrada con rejas.
Mis ojos volvieron inmediatamente al muchacho, él se la acomodó y me hizo una seña para que lo siguiera.
Me esperó un poco y lo alcancé enseguida, detrás de un puesto de diarios y revistas que está en la vereda. Al tiempo que nos saludábamos le manoteé el bulto.
-Vamos que tengo un lugar -me dijo y se dirigió al final de la estación.
Caminamos charlando, hablando de sexo, pijas y chupadas, y si venis siempre por acá y esas cosas mientras doblábamos por un pasillo largo y angosto al costado de las vías. Por el medio había una pareja conversando y luego salimos a un descampado delimitado a la izquierda por un paredón alto y a la derecha por las vías.
Si bien estaba tenuemente iluminado, había sectores de buena oscuridad.
-Allá al fondo hay unos micros abandonados -me dijo señalando unas sombras.
Ahí si que estaba oscuro y la verdad es que me entró un poco de miedito
-O podemos ir ahi -dijo señalando un arbolito contra el muro que estaba bastante oscuro, como si hubiera notado mi temor.
Me sorprendía este muchacho, no tendría más de veinticinco años, un poco más alto que yo, robusto sin ser gordo, no era una maravilla pero tenía algo que lo hacía atractivo, además se lo veía muy seguro de sí mismo.
Nos acomodamos y me puse en cuclillas, le desabroché el pantalón y saqué su pija que ya estaba dura y reluciente de precum. Hermosa, no muy larga y gordita, apenas curvada, se la besé con ternura y comencé a darle una mamada antológica. Sólo con la boca, era de esos que no quieren que se la toques con las manos.
-Hmmm, qué bién, tenía unas ganas de una buena chupada -decía entre gruñidos.
Yo seguía en la mía, metiéndomela hasta la garganta y sacándola despacito haciendo succión con los labios, luego abría bien la boca y acompañando con la lengua me la metía toda hasta la campanilla.
En eso, me aparta, se sienta contra el muro y me ordena que haga lo mismo. Me señala con la cabeza y me muestra que venía alguien. Era la pareja que conversaba en el pasillo, pasan sin mirarnos y se van hacia los colectivos.
-Esos van a coger -le digo.
-Puede ser -me contesta-, pero hay que estar alerta.
Lejos de darme miedo lo que dijo me tranquilizó y me calentó más. Volví a chuparla y al rato me ordenó que pare.
La pareja regresaba, pero ahora mirándonos. Me asusté y mi hombre se puso adelante de mi como protegiéndome.
-¿Pasa algo? -preguntó desafiante.
-No amigo, no pasa nada -contestó el tipo mostrando las manos vacías y serenando la situación.
-Queríamos preguntarles si nos dejan mirar -terció ella.
-¿Qué?
-Si, vimos lo que estaban haciendo y nos calentamos. ¿Podemos?
Mi macho me miró sorprendido preguntándome con los ojos.
-Yo no tengo problemas -dije ya con ganas de seguir chupando y fastidiado por la interrupción.
Volví a mi faena con más ganas, mi chico jadeaba de gusto y la pareja se acercó y comenzaron a meterse mano. Prácticamente se pegaron a nosotros buscando la oscuridad del arbolito y de repente ella se puso de rodillas y comenzó a mamársela a su macho.
Tremenda pija tenía el hijo de puta y ella luchaba por tragarla toda con los ojos lagrimeando.
Mirándonos fijamente chupábamos cada cual la pija de su macho, como si fuera una competencia, los tipos estaban en su propia competencia de gemidos, como para demostrar cuál de los dos era mejor chupado, pero yo tenía la ventaja de haber comenzado antes y mi macho anunció que acababa, empezó a cogerme la boca y yo aferrada a sus caderas acompañaba sus acometidas. Hasta que sentí hincharse sus venas y un chorro de leche caliente pasó directamente por mi garganta, y otro, y otro más mientras mi macho gruñia de placer y sus rodillas temblaban.
La mina paró viendo como me tragaba todo y se relamió mientra su macho se pajeaba violentamente como tratando de acabar y no ser menos.
-Uh qué flash -dijo mi chico apoyándose contra el muro.
Le limpié a lametones la pija degustando su leche que era sabrosa. Él se acomodó la ropa, nos despedimos y volvimos para la estación.
-Buenísimo me dijo, tenemos que repetirlo y la próxima vez la hacemos completa.
-Si bebé -le contesté, la próxima vez te busco directamente.
Nos despedimos con un besito en la mejilla y nos fuimos cada uno por su lado.
Todo bién, pero mientras me dirigía a buscar mi coche me di cuenta que seguía caliente, me había calentado mal la situación y ahora quería una pija en el culo.
No sé por qué, pero volví sobre mis pasos. Al ingresar al pasillo de frente venía la piba apurada y llorando.
Le pregunté si estaba bien pero no me contestó y salió corriendo.
Con un poco de miedo seguí caminando y al rato me lo encuentro al tipo fumando y mirando hacia las vías puteando entre dientes.
Lo saludé y me miró, me reconoció y se le iluminó la cara.
-¿Se armó kilombo? -le pregunté.
-Si, esa pelotuda no quiso coger y me quedé recaliente, ni siquiera me hizo acabar. Mirá cómo estoy.
Le miré el bulto y recordé lo buena que estaba esa pija y me relamí.
-A mi me pasó lo mismo. Pero entre los dos podemos solucionarlo.
-No gracias, no me gustan los hombres -respondió sonriente.
-¿Y cómo sabés? ¿Probaste alguno?
-¡No, jamás!
-¿Y un trava?
-Nunca, pero ahi ya cambiaría la cosa.
-Me corrí un poco hacia la oscuridad, me saqué las bermudas y la remera quedando en corpiño y minifalda.
-Si que cambia la cosa -dijo entre dientes y se abalanzó a abrazarme.
-Vamos allá -le pedí señalando un lugar más oscuro y manoteando ese bulto hermoso.
Le alcancé un forro y apoyando mis manos en el muro saqué culo ofreciéndoselo. Me levantó la faldita y acarició mis nalgas, corrió la tirita de la tanga y se agachó y comenzó a chuparme el ojete de una manera deliciosa, yo ya estaba en la gloria, tiré mi mano hacia atrás y le agarré la pija comprobando el buen tamaño, cuando tuve el culo bien lubricado me di vuelta y lo ayude a ponerse el forro con la boca, lo ensalivé bien y volvi a darme vuelta entregándole mi cola que estaba hambrienta y dilatada de calentura.
Apoyó la cabeza en mi raya, guié su pija con mi mano hacia el agujero palpitante y me la fui ensartando, mientra el repetia "qué lindo culo", aquello me calentaba más, se quedaba quieto y yo paraba más la cola y retrocedía hasta que la tuve toda adentro. Cuando sus huevos chocaron con mis nalgas estallaron luces de colores y comenzó un mete y saca deliciosamente violento. La sacaba casi toda y volvía a enterrarla mientra me besaba el cuello y las orejas y sus manos acariciaban mis tetitas.
Estaba en la gloria, las piernas me temblaban y arañaba el muro de ladrillos, cambiaba el ritmo, me la metia y sacaba despacio, haciéndome sentir cada centímetro de esa chota fabulosa y después volvía al frenesí, cómo me hizo gozar ese hijo de puta, lo que se perdió la pelotuda esa, la pelotuda esa que había vuelto y estaba mirándonos y se estaba colando los dedos en la concha y los ojos le brillaban de calentura y me di cuenta que se estaban mirando, que se estaban deseando mientras él taladraba mi culo de una manera magistral.
Y pummmm!
Chocaron los planetas, explotó el universo y de mi pijita brotó un chorro de lava blanca que tiñó los ladrillos y detrás de mi el macho gruñó y largó su cargamento que infló el forro hasta casi hacerlo estallar y ella gimió y se arqueó y pegó un gritito orgásmico, estábamos acabando los tres al unísono.
Un último jadeo y un silencio, recogí mi ropa, me vestí y me fui sin despedirme.
Me costó llegar al auto, las piernas temblequeaban, pero estaba satisfecha, había vivido una experiencia alucinante e inolvidable.
Espero les haya gustado, como siempre mis relatos son 100% reales.
Y lo que me pasa es porque ando siempre buscando, siempre al acecho, y con un poco de suerte que me hace estar en el lugar adecuado en el momento correcto.
Lo que más me gustó de esta gente que me encontré es que fueron derecho al grano, sin vueltas, como sabiendo que en el sexo ocasional no se pueden perder oportunidades.
Gracias por leerme y hasta la próxima.
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